Una noche a orillas del río Amazonas

septiembre 20, 2023 Diario de viaje, Los lugares más hermosos de Colombia

La tarde se fue apagando y los animales comenzaron a despertar del letargo que produce el calor del medio día.

La selva viva

Los monos saltaban entre las ramas comiendo frutos que luego lanzaban con certeza. Mientras los frutos caían a mi lado, me preguntaba si lo hacían por divertirse, por marcar su territorio o simplemente porque vieron otro más apetitoso. Sus expresiones me dejaban serias dudas.

Luego escuché el potente canto de un ave cuyo nombre común en algunas regiones es aruco, Horned Screamer (Anhima cornuta). Tiene un esponjoso y brillante plumaje negro, con toques de blanco en el cuello y el abdomen, un par de espuelas en las alas que usa para proteger su territorio y para luchar por una hembra. La verdad no debe preocuparse mucho por este tipo de luchas, ya que es monógamo y escoge pareja de por vida.

Sus ojos negros y vivarachos resaltan en su cabeza oscura y su rasgo principal es un largo cuerno de cartílago que sale de su frente y que puede llegar a medir más de 10 centímetros, cuando lo pierde, este vuelve a crecer. Su canto es muy fuerte y potente y de estas dos características se deriva su nombre, que significa “gritón con cuerno”.

La noche

Una vez oscureció, a lo lejos se desató una fantástica tormenta de rayos que iluminaban las espesas nubes oscuras. Los espacios entre ellas brillaban y se iban coloreando de rosa, naranja y purpura, mientras sobre mi cabeza, millones de estrellas comenzaban a parpadear.

Al extinguirse por completo la luz del sol, los insectos llenaron la selva con un bullicio ensordecedor. Este fue el momento perfecto para ir a caminar con una linterna en la cabeza y los cinco sentidos puestos en descubrir todos los pequeños bichos que creaban ese concierto fascinante.  

Los bichos

Foto Carolina Villegas

Un estrecho sendero se internaba en el bosque, se iba cerrando hasta desaparecer entre la espesura y la oscuridad; se rompía únicamente por los rayos de luz de las linternas. Me sentía muy emocionada, el guía iba adelante caminando con cuidado a través de una ruta inexistente, entre los arbustos y la maraña del bosque. Caminábamos entre las altas hierbas, alrededor de las raíces de los grandes árboles y bajo las ramas húmedas del follaje. Hubo un momento en el que el guía nos pidió apagáramos las linternas, para poder sentir la fuerza de la selva y para centrar nuestra atención únicamente en escuchar. ¡Fue maravilloso!

Cierra tus ojos y escucha:

No me dan miedo los bichos y tal vez por eso pude disfrutar cada segundo de esa caminata mágica. Sobre las cortezas de los árboles encontré varias especies arañas, entre ellas las gigantescas tarántulas y la famosa araña escorpión de la historia de Harry Potter y una serpiente constrictora que al crecer mide dos metros.

En el revés de las hojas se escondían los grillos con sus enormes antenas, una mantis realizando su metamorfosis. También vi las mariposas nocturnas y otros insectos diminutos cuyos ojos y alas brillaban en la oscuridad. Mis favoritas, sin lugar a dudas, fueron las ranas venenosas, su colorido es espectacular.

La tormenta

Pero cómo todo llega a su fin, la caminata terminó y desde la seguridad de una cabaña elevada, me acosté rodeada por una tormenta con el espectáculo de luces de los relámpagos, el estruendo de los truenos tan cercanos que hacían retumbar el bosque y los vientos que soplaban entre las rendijas de los listones de madera. La lluvia quien da vida a la selva no cesó hasta el amanecer. ¡Fue una noche inolvidable!

Comentarios

6 respuestas a “Una noche a orillas del río Amazonas”

  1. What a wonderful experience! I genuinely understand the jungle enchantment you express with pictures and writting. Please, continue expresing your love for Nature!

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