La vida entre las flores del guayacán
Cuando los árboles de guayacán comienzan a florecer, los primeros en llegar son los colibríes, ellos aparecen cuando el árbol muda sus hojas y empiezan a brotar los primeros botones. Los colibríes defienden el enorme árbol, como si cada uno de ellos necesitara todas las miles de flores que éste produce. Son extremadamente territoriales y pasan más tiempo a la defensiva y atacando a quienes se acerquen, que alimentándose.

Unos de los primeros en llegar en cada florescencia, que generalmente ocurre dos veces al año, son los colibríes Mango Pechinegro (Black-throated Mango – Anthracothorax) ellos llegan a tomar posesión de su territorio y esperan pacientemente hasta que las flores abren sus corolas.



Se sabe que esta especie es migratoria dentro de su área de distribución y sigue la florescencia de algunos árboles grandes de los cuales se alimenta de néctar y de pequeños insectos al vuelo.

En esta especie se diferencian muy bien el macho de la hembra, porque el macho es verde en la espalda y su pecho es negro, bordeado de azul brillante en la garganta.


La hembra es muy fácil de distinguir porque tiene el pecho blanco con una franja negra en el centro.

Fotografiarlos no es nada fácil, el árbol mide unos 30 metros de altura y ellos son diminutos y muy rápidos, nunca se sabe donde van a aparecer y casi siempre están a contraluz.

El Zumbador Pechiblanco (Purple-throated Woodstar, Calliphlox mitchellii|) también es un pequeño visitante del guayacán y no tiene problema en perforar las flores con su diminuto pico para acceder a su dulce alimento.

El amazilia colirufa, (Rufous-tailed hummingbird, Amazilia tzacatl) es también inconfundible, pues su cola y su pico son de color rojo y contrastan entre las flores amarillas.

Algunas aves de otras especies también vienen a alimentarse en el árbol. Los mieleros comunes (bananaquit, Coereba flaveola) perforan con sus picos curvos las flores para extraerles el néctar a través de un agujero en la base de la flor.



Los azulejos (Blue-gray tanager, Thraupis episcopus) son acróbatas increíbles y me fue difícil ver si también iban tras el néctar, pero sí pude verlos colgados de sus patas tratando de alcanzar los insectos que revolotean alrededor de las flores. Hay mosquitos, abejas, abejorros y mariposas, que aprovechan de la abundancia de alimento.

Pero es tal la cantidad de flores que no solamente atraen a las aves, sino también a las iguanas a quienes les gusta comerse las flores y se acuestan al sol sobre las ramas mientras las mastican lentamente.


Entre toda esta variedad de vida que se centra alrededor de los guayacanes, este año pude ver un fenómeno extraño. Llegaron unos visitantes no deseados, un par de gavilanes camineros (Roadside Hawk, Rupornis magnirostris) decidieron montar guardia y aprovechar la abundancia de aves que revoloteaban en el árbol. Pero si el halcón fue astuto y tuvo una buena idea, las pequeñas aves no se dejaron atrapar, porque obviamente ese árbol quedó vetado para ellas. Había otros muchos guayacanes florecidos en el vecindario.
Excelente información.
Me encantan y admiro Los colibrís. Ayer sembré DOS árboles de estos en la finca, sin saber qué ellos son Los guardianes de la floración.
Gracias
Sembraré muchos mas!!
Maravilloso, verás tu hermosa recompensa