Encuentro con las focas en la desembocadura del río Klamath
Ayer tuve un asombroso encuentro con un grupo de focas en la desembocadura del río Klamath en la costa norte de California. Fue algo completamente inesperado. A mi me gusta explorar las carreteras de tierra, que permiten entrar en contacto con los lugares mas hermosos e inexplorados, porque en las grandes autopistas el paisaje es muy uniforme, además no se puede parar en caso de que uno llegara a ver algo interesante.

Así que cuando vi un desvío con un pequeño aviso que advertía que el camino no era apto para vehículos grandes, pensé que era muy atractivo y decidí seguirlo sin saber realmente para donde iba. Una vez comencé a manejar vi que era demasiado estrecho y tenía grandes abismos que bajaban directamente hasta el mar. Me relajé un poco cuando supe que era de una sola vía, porque no había espacio para cruzar a otro vehículo en dirección contraria.




El camino era solitario y me di el gusto de detenerme a fotografiar las flores silvestres que crecían en sus laderas. Iba bordeando el mar hasta a la desembocadura del río Klamath y a mi izquierda alcanzaba a ver los acantilados de rocas negras donde al fondo escuchaba el mar chocando con fuerza.


De repente escuché “voces” era muy extraño porque yo estaba en medio de la nada y abajo solo el mar. Seguí conduciendo hasta llegar a la desembocadura del río y ya en la playa tomé mis cámaras esperando encontrar aves playeras, pero para mi sorpresa en un islote de arena blanca, había decenas de focas tomando el sol. Estuve allí casi dos horas observándolas, fotografiándolas y filmándolas.

Fue muy emocionante verlas retozar, gruñir, “hablar” (esas fueron las voces que escuché antes), empujarse, sumergirse y hasta salir a pescar entre las fuertes olas.

Las focas son muy similares a sus primos los leones marinos, pero son mas pequeñas, sus aletas pectorales son mucho mas cortas, por lo que no pueden caminar erguidas, sino que deben deslizarse sobre sus cuerpos redondeados. La verdad es que no son muy hábiles sobre la tierra y su cuerpo esta diseñado para nadar.

El agua es su elemento y es allí donde viven casi todo el año. Las cortas vacaciones que toman sobre la playa son para aparearse y descansar al sol. Muy pronto estarán migrando nuevamente.


La playa es muy hermosa y aunque estaba soplando un viento frio, disfruté explorando ese hermoso lugar.
Excelente documental Victoria, felicitaciones. He amado toda mi vida los bosques de niebla. Fui un asiduo caminante por todas las goteras de Medellín, desde que era boyscout, después alentado por las lecturas de Fernando González me dí a caminar por Santa Elena, Envigado, Guarne, Rionegro, El Retiro, Sabaneta, además de nuestros parques nacionales. El documental me trajo recuerdos muy antiguos, de mis años mozos cuando solía salir a caminar cada ocho días, a descubrir caminos y parajes soñadaos, que siempre aparecían, como por uno creados. Muchas veces llevé mis amigos y amigas a mostrarles mis fascinantes descubrimientos. He vivido y vivo en Santa Elena hace dos años, después de pasar doce en Brasil. Me sorprende ver todavía tanta naturaleza que todo lo que muestras en el filme lo tengo a un paso de donde vivo. Hay varias reservas, con sus arroyos de agua cristalina, insectos de toda clase, colibríes, carriquíes, barranqueros y otros que aparecyen en la película. El documental es una obra de arte, impecable. Qué maestría en la fotografía, en la dirección, en todo. Gracias por esta joya.
Gracias Ignacio por tu comentario tan detallado y hermoso, puedo ver todo lo que describes y percibir que ya encontraste tu propio paraíso. Que suerte!