El yacimiento de lava al norte de California
The lava Beds National Monument es un yacimiento de lava localizado al norte de California. Es un lugar donde durante los últimos 500,000 años ha habido repetidas erupciones volcánicas que han creado un paisaje que parece salido de una película de ciencia ficción. Allí se pueden ver desde volcanes, cráteres y caminos de lava, hasta mas de 700 cuevas y chimeneas por donde fluyó la lava.


Yo visité este extraño lugar en marzo de 2021, casi un año después de haber sido devastado por un gran incendio forestal que destruyó el 70% de sus bosques. Más de 30,000 hectáreas de bosque quedaron completamente carbonizadas.

Yo no conocí el parque antes del incendio, por eso mismo me es difícil imaginarlo de otra manera, pero mi sensación al recorrerlo fue que así debía haber quedar después de las erupciones.
Muchos de los parques que he recorrido durante esta temporada tienen cerrados sus centros de visitantes, no solo por el invierno, sino también por el Covid. Allí, por el contrario, sus oficinas estaban abiertas y además me sorprendió el gran servicio que recibí por parte de los patrulleros y guías. Tenían muchas personas dando información, facilitando mapas y suministrando los equipos para recorrer las cuevas más inaccesibles.
Hoy voy a contarles dos historias, una de hace seis años y la otra actual. Las uno porque ambas experiencias tienen que ver con las cuevas.
Al entrar en la primera cueva recordé una experiencia que viví con mi hijo Martín y sus compañeros de curso cuando él estaba en séptimo grado. Para quienes nunca han visitado una cueva en su estado natural, voy a contarles cómo fue ese recorrido.

Estuvimos allí dentro por casi cinco horas en completa oscuridad. Largos trayectos del recorrido debían hacerse de rodillas (también nos proveían las rodilleras, cascos con linternas y guantes) y algunos eran tan estrechos que tocaba deslizarse acostado sobre el barro en travesías que no tenían mas de 30 centímetros de altura. La ropa que usamos quedó tan sucia y en girones que la desechamos al salir. La cueva contaba con un lugar de donaciones donde se recolectaba ropa y zapatos usados, que se podían utilizar y botar y a la salida de la cueva había duchas de agua caliente para poderse quitar el barro.

Ahora sigo con mi historia actual, recorrí dos cuevas y caminé hasta un cráter. Una de las cuevas era muy pequeña y estrecha y en ella se podían ver perfectamente las huellas del paso de la lava. Voy a utilizar una analogía gastronómica para lo que vi allí adentro.



En algunos lugares parecía casi como si sus paredes estuvieran recubiertas de chocolate derretido. La superficie de las paredes era brillante y perfectamente esparcida permitiendo ver la textura que estaba debajo.

En otros lugares, esta capa estaba rota y se podían ver las diferentes franjas creadas por las erupciones anteriores, casi como si fuera una cebolla.


La otra cueva, por el contrario, era gigantesca. Mi sensación al entrar y recorrerla fue de sentirme apabullada por las fuerzas de la naturaleza. La magnitud de los espacios y el tamaño de las rocas que se encontraban allí dentro, sólo me hacían imaginar lo que pudo haber sucedido en aquellas erupciones. La fuerza increíble que desplazó aquellas rocas gigantescas a través de esos túneles.
Luego estuve explorando la superficie del parque, allí también se podía ver la destrucción.






El panorama era igualmente desolador. Grandes extensiones de roca y lava que dejaron marcado el paisaje para siempre.

Caminar en este lugar me ha hecho reflexionar sobre nuestro planeta, sobre las fuerzas increíbles que se esconden bajo nuestros pies y sobre la cantidad y variedad de lugares que existen. Algunos completamente verdes y exuberantes y otros desérticos y devastados como este lugar, pero aún así, la vida se aferra y se desarrolla nuevamente.
Impresionante!! Muy desolado. Gracias por compartir tus experiencias