El regreso a mis raíces
Regresar es un término que conlleva muchas emociones cuando se lleva adentro. En mi segundo día en Colombia me impactó muchísimo viajar por carretera atravesando montañas, viendo los pueblos, las casas de colores fuertes, la gente en la calle y los niños corriendo en las calles. El recorrido, más que un desplazamiento de un lugar a otro fue un viaje en el tiempo. La carretera se convirtió en camino de tierra, en pendiente de barro, en trocha empinada; subiendo lentamente hasta las nubes, para luego comenzar el descenso caminando entre los cafetales.

El paisaje verde, húmedo y tan cotidiano a pesar de que era la primera vez que pasaba por allí. No era sólo lo que estaba a mi alrededor, sino también el aroma de la tierra húmeda, del bosque y del café en fruto, cuando todavía está en el cafeto. El olor me llegó de repente, como una bocanada de aire fresco y me sorprendió porque no sabía que lo llevaba adentro.

Todas estas sensaciones fueron llegándome a través del sonido de las cigarras, del canto de las aves que antes escuchaba sin ser consciente del privilegio maravilloso de tenerlas cerca. Luego vino la lluvia, ella también me trajo sus recuerdos; el sonido lejano de los truenos anunciando la tormenta, los relámpagos, el viento soplando con fuerza y el aguacero desatando su poder y anegando todo a su paso. Finalmente, las nubes se abrieron para dar paso a la luna, envuelta en un tenue arcoíris en medio de la noche.










Pintasilgo Güira – Guira Tanager (Hemithraupis guira)
Mayo embarrador – black-billed thrush (Turdus ignobilis)


Fotografías tomadas en la Hacienda La Sierra, en Fredonia, Antioquia
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