Camino de Santiago, rumbo Barcelos (día tres)

Recorrer el camino desde de San Pedro de Rates hasta Barcelos, Portugal, entre bosques, granjas, colinas y valles fue una experiencia muy hermosa.

La noche anterior la pasamos en un hostal privado en la población de San Pedro de Rates, donde la señora Anabel quien nos atendió como familia. La comunicación la hicimos a base de señas, nosotros no hablamos portugués y ella no hablaba ni español, ni inglés. Al salir nos estampó el sello en el pasaporte.

Iniciamos el tercer día en una pastelería con una copa de jugo de naranja recién exprimido y unos pasteles de Santiago. Los portugueses se sienten muy orgullosos de su tradición pastelera y en las panaderías, cafés y restaurantes siempre hornean su propio pan, además tienen más de 150 variedades de pasteles.

Muchos restaurantes y albergues conservan la tradición de atender a los peregrinos y sellarles el pasaporte. Esto se convirtió en parte de nuestra rutina de todos los días, buscando lugares acogedores para los peregrinos donde pudiéramos recibir nuestro sello. Cada sitio tiene un sello particular.

Durante el día usamos los caminos rurales que conectan entre sí las pequeñas poblaciones con sus Iglesias y ermitas. La temperatura variaba mucho dependiendo de si caminábamos bajo el sol o la sombra. Del calor pasábamos al frío intenso.

Llegamos a la ciudad de Barcelos donde encontramos varias figuras de un gallo diseminadas por la ciudad y nos contaron la leyenda que llevó al gallo a convertirse en el símbolo de Portugal. La leyenda dice así:

Un peregrino que iba rumbo a la ciudad de Santiago fue acusado de robarse y matar un gallo.  A pesar de que el peregrino se declaró inocente, el juez lo mandó a la horca. El peregrino invocó a Dios para que despertará el gallo muerto y lo hiciera cantar y en efecto, cuando el gallo cantó, el acusado quedó libre y continuó su camino hacia Santiago de Compostela.